postheadericon Todo Sobre Super Mario 3D Land


Con más de medio año en el mercado, a Nintendo 3DS sólo le quedaba que su gran mascota diera el salto definitivo para intentar sacarla adelante. El fontanero italiano regresa, no en el título más innovador de su historia plataformera, pero sí en un Super Mario 3D Land que logra desprender la alegría y satisfacción que sólo la Gran N sabe cultivar. ¡Mario al rescate!
Llamar a Mario para rescatar una situación no es algo nuevo. Sus amigos del Reino Champiñón lo han hecho en innumerables ocasiones para liberar a Peach de las garras del malvado Bowser. Pero no han sido los únicos. Nintendo también ha pedido la asistencia de su gran mascota en muchas situaciones, y la que le toca vivir ahora, la del despegue de su nueva portátil, ha exigido la colaboración de su particular “salvavidas” italiano una vez más.
Y, por supuesto, como no podía ser de otra forma, el fontanero ha vuelto a cumplir, protagonizando un videojuego que supone un sentido homenaje a su mundo plataformero más tradicional, a la vez que se contagia del potencial tridimensional de la nueva Nintendo 3DS. Un Super Mario 3D Land que, como el propio Yoshiaki Koizumi (máximo responsable del proyecto) ha confirmado, supone un regreso al concepto tradicional de la franquicia, incluidos sus ocho mundos, un control con denominación de origen y, por supuesto, la siempre honrosa y gratificante misión de rescatar a una princesa.
Una historia que ya conocemos, ahora llevada al terreno portátil con el fin de superar más de 40 fases dentro de un diseño de niveles que abraza al pasado (gracias a una jugabilidad muy directa) a la vez que tiende una mano al futuro (emulando a los últimos Super Mario Galaxy). En otras palabras, una interesante mezcla de sensaciones plataformeras que pone en común la experiencia jugable de los Marios 3D con las dinámicas “scroller” de los clásicos.








El Mario más tridimensional
El resultado es un ritmo de juego único, dotado de una cuidada combinación de elementos que nos presenta tanto fases de avance libre (para ir sin demasiadas prisas) hasta otras donde el “scroll” automático o el factor tiempo juegan en nuestra contra. Todo dentro de undiseño compacto y con niveles muy cortos -del orden de 3 a 5 minutos- que quieren enfatizar el carácter portátil de este lanzamiento.

Y no es esto un gran inconveniente, ante todo considerando la calidad que atesora el cartucho, el cual concentra en su seno una apreciable variedad de entornos, desde las típicas praderas de la serie hasta situaciones bajo el agua, sin olvidarnos de caminos sobre las nubes, de los entornos bajo cañerías, los parajes desérticos o incluso algún que otro guiño (tanto a juegos de la propia franquicia como a alguna que otra mazmorra de los primeros Zeldas).

Todo es tal y como se esperaba, y eso siempre es positivo, con una Nintendo que rebusca entre su librería de mecánicas plataformeras para volver a darnos todos sus clichés, con un brillante -aunque carente de originalidad- repertorio que será fácil que reconozcan los más acérrimos fieles de Mario: superficies giratorias, suelos que se vienen abajo al pisarlos, mortales zonas magmáticas, interruptores que hacen surgir caminos temporales, plataformas que aparecen y desaparecen cíclicamente... Es digno de elogio que Super Mario 3D Land haya hecho acopio de tantas situaciones diferentes, aparte de que haya tenido el detalle de ofrecer guiños a los usuarios más veteranos, con la reaparición de los barcos voladores de Super Mario Bros 3 o la reconstrucción de los emblemáticos enfrentamientos contra Bowser en el primer SMB.

Uno de los aspectos más curiosos de esta entrega es que, si se nos queda corta la profundidad de serie, podemos alternar con una aún más intensa, sólo presionando la cruceta direccional.


Muchas referencias y mecánicas que, por supuesto, siguen funcionando, dentro de un esquema donde el rey indiscutible es el ajustado control conseguido, que sigue la brillante estela de la franquicia a la vez que se apoya en el preciso “stick” analógico de Nintendo 3DS. El comportamiento de Mario es, de esta forma, todo lo satisfactorio que se pudiera desear, tanto en lo que se refiere a su movimiento como a los saltos.

Por supuesto, se han introducido un buen puñado de posibilidades que ya hemos visto en anteriores ocasiones, como correr, caminar agachados, lanzarnos rodando o incluso rebotar en paredes. La totalidad de acciones se siguen con una cámara fija, de perspectiva adecuada y que no podemos rotar, pero que aún así funciona bien en la mayor parte de situaciones, sólo ofreciéndonos pequeños episodios de frustración cuando no adopta la mejor posición posible.
En definitiva, jugabilidad plataformera puramente Mario pero no sin fisuras, y es que el resultado podría haber sido aún mejor si Super Mario 3D Land se hubiese decidido a escribir una importante página dentro del decálogo del buen e innovador plataformas. Y es que el principal inconveniente que muchos le encontrarán es que no aporta grandes avances, aparte de resultar algo corto y con una dificultad realmente orientada a los usuarios menos habilidosos. Ya lo decía el propio Koizumi hace unas semanas: “El título estará diseñado para ser más accesible para los nuevos jugadores”. Sin duda, lo ha conseguido.
La caja helicóptero no es nueva, pero su papel será fundamental en más de un nivel. Si tienes vértigo, ya puedes irte preparando, y más gracias al efecto 3D de la consola.

Durante los ocho mundos, es difícil ver una curva de dificultad remarcada. Para los más expertos en esto de pulsar el botón A en el momento justo, la experiencia que proponen los japoneses será poco más que un (eso sí, brillante) paseo. Ni tan siquiera la opción de encontrar las tres monedas escondidas en cada nivel supone un verdadero reto para los amantes de los plataformas, además de que incluso podrían acabar la partida con más de 100 vidas en el casillero, todo un ejemplo de la cantidad de facilidades que se ofrecen en el título.
Incluso hemos detectado que salen a nuestro rescate algunas ayudas en caso de que el programa detecte que estamos fallando demasiado. En estos casos, se nos ofrecerán “power-ups” a mitad de nivel. Hasta podría suceder que apareciera un bloque especial con un traje de mapache modificado (para que, aparte de poder flotar en el aire, seamos invencibles hasta que acabemos el nivel). Con todo, se hace muy fácil completar la totalidad de fases en poco más de cuatro horas. Pero no lancéis todavía vuestros puños al aire en señal de enfado, porque Super Mario 3D Land esconde una gran sorpresa que lo cambia todo.
No entra dentro de nuestro estilo destriparos la experiencia, pero este detalle es de indudable valor para decantar la adquisición de la obra. Una vez superado el videojuego por primera vez, el título nos ofrece otros ocho mundos adicionales, con versiones altamente modificadas de las fases anteriores (algunas hasta quedar prácticamente irreconocibles). Los recursos utilizados para conseguirlo son imaginativos y variados. Algunos podrían optar por un simple cambio de “look” con una mayor presencia de enemigos, pero otros llegan a arriesgarse con valientes e interesantes propuestas como introducir a un Mario oscuro (que nos incordia constantemente mientras avanzamos) o reduciendo el tiempo de fase.










Definitivamente, aquí el paseo ya se acabó, con fases que es cierto que no alcanzan todavía la dificultad que muchos ansiaríamos, pero que ya proponen lo que podríamos denominar como “retos”. Igualmente, conseguir el trío de monedas de cada etapa ahora es otra historia, al mismo tiempo que ya no es tan sencillo incrementar de manera tan exponencial el número de vidas.

Así pues, podríamos decir que dentro de Super Mario 3D Land existen en realidad dos juegos. En uno, tenemos un tierno y facilón plataformas que supone aún así un satisfactorio paseo con la calidad Nintendo; en otro, nos encontramos ya con un desafío mayor, para que los usuarios más curtidos puedan ponerse a prueba. Pero eso no es todo. Otro detalle es que Luigi estará jugable, algo que no modifica sustancialmente la experiencia (sólo salta ligeramente más lejos que su hermano), pero que añade un motivo más para rejugar un producto realmente completo en este sentido, desde el punto de vista de que existen muchos secretos en cada nivel -al estilo de fases de “bonus- y también la oportunidad de mejorar marcas.


¿No logras superar una fase? Si Super Mario 3D Land se da cuenta de que pierdes demasiadas vidas, te dará la oportunidad de usar este inmaculado traje blanco. Nadie podrá contigo...

No esperéis que el videojuego incorpore función “online” de algún tipo a este respecto (solamente se integra la función StreetPass para intercambiar items), y es que ciertamente la última aventura del fontanero italiano es sorprendentemente conservadora. El diseño de niveles, a pesar de estar inspirado, posee la única novedad de que es una interesante remezcla de conceptos que, sin embargo, no lleva al trono a la serie (en el cual, por cierto, se sentó Super Mario Galaxy y su continuación con un concepto plataformero de infarto).
Sólo hay un puñado de características novedosas, y ninguna de ellas logra reinventar, ni siquiera un ápice, el espíritu central de la serie. Así, tenemos un nuevo traje para nuestro fontanero (Mario Boomerang), la utilización de la pantalla táctil para seleccionar poderes que hayamos obtenido y unos miradores que -usando la tecnología giroscópica de la consola- nos ayudarán a observar en detalle algunos niveles, bien en busca de secretos o bien para fijarnos en la estructura de cada nivel (más que nada para hacernos una idea de lo que nos espera).
Por tanto, poca imaginación para un apartado que debería ser importante en cualquier nuevo Mario que se precie. Y es que, realmente, la única y verdadera innovación de Super Mario 3D Land la encontramos en el aprovechamiento de la tecnología estereoscópica(algo por otro lado necesario). El efecto tridimensional otorgado por la portátil ayuda a tener una mejor percepción espacial del mundo plataformero planteado en el videojuego. No es que vaya a marcar una estridente diferencia entre el éxito o el fracaso en vuestras partidas, pero sí que supone un valor añadido en determinadas situaciones y fases (de hecho, el propio juego nos aconsejará activar el efecto 3D cuando llegue el momento).
Gracias a los miradores, podremos encontrar interesantes secretos en los niveles. Además, podremos controlar la visión moviendo la consola. Todo un detalle.

En cualquier caso, nosotros aconsejamos disfrutar del programa, de principio a fin, con la característica activada, ya que, sin miedo a equivocarnos, podemos asegurar que el título de Mario es el que mejor exprime hasta la fecha esta tecnología. Aparte, y como ya hemos remarcado en análisis anteriores, está demostrado que el efecto 3D enfatiza el apartado gráfico del videojuego. Uno, en esta ocasión, que no falla, acercándonos la estética Mario de siempre, con entornos coloridos y una simpática colección de personajes.
Otra vez, hemos de incidir en el casi excesivo reciclado de enemigos conocidos(goombas, koopas, plantas pirañas, boos...) sin realizar, con alguna excepción, grandes esfuerzos en darnos nuevos rivales a los que pisotear. En cualquier caso, no es un gran problema, sobre todo si consideramos que existe uno mayor. A pesar de que los escenarios gozan de una fuerte personalidad, de un poderoso aroma a clásico y de una estética única ya consagrada, no podemos dejar de mencionar cierta sensación de vacío producida por una baja carga de elementos tanto en la acción más inmediatamente cercana a Mario como en la más alejada en los fondos.
No nos cabe ninguna duda de que Nintendo podría haberlo hecho mejor en este sentido, muy a pesar de que esto no empaña enormemente el resultado global, gracias a unaextraordinaria fluidez (que no decae ni una décima de segundo) y a unas animaciones tan graciosas como bien culminadas.
El diseño de niveles no es el más complejo, innovador e inspirado, pero sigue rezumando espíritu Mario por todos sus poros, con un control preciso y una alegría plataformera incomparable.

Contrastes y falta de innovación que también se repiten en el apartado sonoro, conmelodías clásicas -esta vez reformadas- que se insertan dentro de un repertorio musical donde podríamos contar tan solo una o dos composiciones realmente nuevas. No es algo negativo, sobre todo teniendo en cuenta la alegría y reconocido éxito de los temas, reversionados por hasta cinco compositores distintos. Hay trabajo, pero no toda la magia y variedad posible. Algo parecido a lo que le ocurre a las voces, que siguen igual de simpáticas que siempre, más que nada porque de nuevo son recicladas de los títulos posteriores a Super Mario 64, sin aportar grandes variantes.
Tónica fundamental ésta que explica cómo Nintendo ha planteado Super Mario 3D Land, un videojuego de su personaje estrella para apoyar a Nintendo 3DS en tiempos no críticos, pero sí de incertidumbre. Y el fontanero nunca decepciona, ni aunque su concepto plataformero sea continuista en una obra que, en cualquier caso, hará disfrutar tanto a nuevos jugadores como a los más veteranos. Un Mario siempre es un Mario.